jueves, marzo 10, 2016

LA EXPERIENCIA DE MADRID EN LA TRANSICIÓN (J.M. de la Riva)


Recuperar socialmente la ciudad perdida. En esta frase se puede resumir el propósito del Ayuntamiento democrático de 1979.

Ya en 1978 se afirmaba con rotundidad (COPLACO[1], 1978): “Madrid es una ciudad incómoda para vivir, socialmente desequilibrada, que se congestiona y se deteriora cada día un poco más, perdiendo sus valores históricos, y que ejerce una poderosa acción transformadora a su alrededor. Su influencia llega a repercutir en lugares muy lejanos. Más allá de los barrios periféricos nacidos en los últimos lustros, caracterizados por sus altas densidades, sus escasos equipamientos sociales y su falta de calidad ambiental, aparecen los restos de un paisaje desordenadamente invadido, en el que ya no pueden reconocerse las siluetas tradicionales de los pueblos, rodeados por una confusa y mal formada masa de nueva edificación de escasa calidad.”[2]

Pero nada aparece por casualidad, pues (Sambricio, 2004)”…ignorando qué sucedió a lo largo de los cincuenta, cuando el salto demográfico que experimentaron las ciudades españolas determinó no sólo su arquitectura sino también las bases de todo un debate.”

Por tanto no era nuevo el debate, ni los elementos que permitieran resolver los problemas de una ciudad como Madrid que había crecido a golpe de inmigración, como otras ciudades españolas, pero también a golpe de incorporación de municipios colindantes, y esto último era un fenómeno sin contemplar en los análisis urbanos en los momentos en que se producen, pero que será un elemento clave en las carencias del Madrid de los años setenta.

[1] Comisión de Planeamiento y Coordinación del Área Metropolitana

[2] Es importante tener en cuenta que en esos momentos en la COPLACO el Gerente era Carlos Conde Duque y el Director Técnico de Planeamiento Metropolitano Fernando de Terán.

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